Acroyoga
Detrás de un gran vuelo, existe una importante base para lograrlo. Ambas dan vida a la magia y el balance. Swami Satchidananda solía volar a sus alumnos para conseguir soltar y relajar el cuerpo, pero a ese entonces aún no se acuñaba el término de “AcroYoga”.
Aún así, esta práctica tiene muchos años, sólo que se realizaba quizás con fines más terapéuticos, logrando estiramientos prolongados a través de la suspensión del cuerpo con ayuda de una pareja.
El acroyoga puede ser intimidante en un primer momento, pero luego te das cuenta que se genera juego, confianza y camaradería.
Reconoces tu cuerpo, pero también el de tu pareja, ambos se necesitan para que la estructura cobre vida y puedan realizar toda serie de transiciones y posturas.
Manu Suga ha guiado muchos talleres de acroyoga y te sorprendería saber que incluso, han podido realizarlo personas que ni siquiera había practicado yoga en su vida. Es una bella experiencia que está ahí para ti.
Es increíble también como el acroyoga puede reconectar a parejas que habían hecho a un lado ese sentir. Y no solo es lo físico, porque también te sostienes con la mirada, tu respiración, la estabilidad y la confianza que se genera entre dos.